En la Fundación Angelito de Mi Guarda contamos con una angelita muy sencilla y alegre, ella es Sara Londoño Londoño quien a sus 12 años de edad cursa sexto grado en la Institución Educativa Rosalía Suárez.
Llegó a nuestros brazos, acompañada junto a sus dos hermanas, cuando tan solo tenía 5 años, y desde ese mismo día la ternura de sus ojos e inocencia de su mirada nos enamoró.
A Sara lo que más la hace feliz son los momentos que puede compartir junto a su familia, así como los paseos que se realizan por fuera de la fundación. “Tengo mucho por agradecerle a mi mamá chiquita y todos los voluntarios de Angelito, pues me respetan, llenan de cariño y me enseñan cosas buenas para mi vida’’, afirmó.
El valor de la sencillez nos ayuda a superar el deseo desmedido por sobresalir, sentirnos distinguidos y admirados sólo por nuestra apariencia externa. Nuestro interior y nuestro corazón es lo que verdaderamente cuenta porque una persona sencilla gana más corazones.
Ella tiene una personalidad descomplicada, disfruta los pequeños momentos como si fueran únicos e irrepetibles. Su más grande sueño es llegar a convertirse en una importante pediatra, pues como ella misma afirma “quiero ser médico de niños, pues son los niños más pequeños quienes más se enferman y necesitan de atención y a mí me gustaría estar ahí siempre para ellos’’.
En la casa las niñas tiene una personalidad muy diferente, cada ángel que nos acompaña ha superado diferentes obstáculos que las define y hace únicas.
Todos los días aprendemos algo diferente de ellas y así como hoy de Sara, es tiempo para que seamos personas más del corazón que de las apariencias. Ella nos invita a que vivamos cada día como si fuese el último, liberándonos de cargas innecesarias.