“No es justo que yo tenga todo y otros no”, Gloria Rivera – Parte I

Hogar de la niña maria3La motivación de Gloria Rivera Vega comenzó desde niña, “siempre sentí que no era justo que yo tuviera todo y otros no tuvieran nada”. Es así que cuando se encontraba en noveno y décimo grado, del colegio, empieza a hacer algunas actividades para los niños, sientiendo grandes sensaciones que no podía explicar y que la llevaron a realizar su práctica de alfabetización en el barrio el Salado en San Javier la Loma. Un lugar díficil y con una problemática social muy fuerte que la acercó aún más a la realidad y fortaleció su anhelo de hacer algo por los niños, porque como lo dijo en su momento “es que con ellos se logra tanto con tan poquito”.

Hogar de la niña maria1Siempre ha trabajado con niños porque cree firmemente que son el futuro. Sin importar las marcas de sus hogares porque sabe que se les puede cambiar dándoles amor, haciendo que conozcan otra versión de la historia. “Con Amor logran ser seres humanos de bien”.

Hogar de la niña maria2Adicionalmente, Gloria asegura que los niños siempre te corresponden sin discriminación y sobre todo sin medir lo poco o mucho que tu les des. Los abrazos o las sonrisas de un niño, sea cual sea su condición, reconforta el alma y el espíritu de quien lo recibe.

Así que la historia de la Fundación Angelito de mi Guarda comienza luego de que Gloria Rivera termina su bachillerato y, 5 años después, con su esposo visitan un hogar en el municipio de San Pedro de los Milagros. Este funcionaba como albergue y pertenecía a una comunidad religiosa de monjas que vivían de la caridad.  “Era una casa grande pero con muchas necesidades, en especial de seguimiento en cuanto a la atención y proyección de los niños”.

Imagen3Estuveron asistiendo desde el año 1993 hasta el 1999. Visitaban la casa y llevaban todo lo que podían conseguir durante cada 15 días. No solo comida, sino también utiles, ropa, medicamentos y dinero con el cual se podía sostener la casa.  Todo ello, con la colaboración de un grupo de amigos que Gloria invita y se unen a la causa: un grupo de multiplicadores con familiares y amigos que siempre les colaboraban.

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El trabajo quincenal consistía en encontrarse las mañanas de domingo en Makro para definir el almuerzo que le iban a dar a los niños de la casa, hacer el mercado y, a su vez, organizar las actividades que realizaban como juegos, dinámicas educativas, películas, actividades manuales, algunos paseos, asados o plan de sancocho siempre teniendo como objetivo principal darles amor, contemplarlos, escucharlos y jugar con ellos.

¡Decubre la segunda parte de la historia!

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